El método CASA rehuye de metodologías innecesarias, métricas surrealistas, algoritmos indescifrables, conceptos y definiciones futuristas. Aquí ni se vende humo, ni se esconden conejos bajo la chistera de algoritmos mágicos.
Sencillo, directo y brutalmente honesto. Baja el balón al césped y te lo devuelve raso y al pie.
El método CASA no es una franquicia, ni una fórmula copiada de Silicon Valley ni la última moda en gestión. Es una metodología propia, nacida de la experiencia real de César Oncala y su equipo ayudando a empresas desde la trinchera, alejados de la consultoría de PowerPoint y la palabrería digital. Surgió para combatir los proyectos encallados por consultoritis, las métricas absurdas y los informes que apantallan pero no resuelven. CASA es incómodo para los vendehumos y útil para quien quiere soluciones de verdad.
Aquí primero se escucha y después se actúa. Los planes son ágiles, sin pesadez documental, y los prototipos ayudan a validar ideas antes de invertir recursos. La retroalimentación es continua y sin rodeos: si hay que pivotar, se hace.
Ejecutamos con sensatez y rapidez, dejando fuera todo adorno tecnológico o de moda. Vamos a lo esencial, reforzando solo lo que da resultado. La comunicación es transparente: si tu abuela no lo entiende, hay que simplificarlo.
Si no lo puedes explicar tomando un café, está mal planteado. Aquí lanzamos, medimos lo que cuenta y ajustamos. Nada de perderse en dashboards imposibles ni KPIs que sólo el gurú entiende.
Trabajamos horizontalmente, sin jerarquías ni gurús. Preferimos ciclos cortos, revisión colectiva y mejora continua, no planes que se quedan en el cajón. La documentación útil cabe en una hoja, no en informes de 50 páginas.
CASA es estándar, no extra. No prometemos fuegos artificiales ni soluciones milagrosas. Medimos con lógica: ¿funciona, es sostenible, libera tiempo, lo entiende cualquiera? Eso es lo que importa aquí.
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